Jabones artesanales Katala, emprendimiento digital sostenible desde la selva amazónica
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 40 % de los emprendimientos en América Latina son liderados por mujeres, con un incremento significativo en el uso de plataformas digitales.
Navegando en Tiktok, Catalina Catañeda se encontró con uno de los tantos videos que a diario se suben a esta plataforma, sin embargo, uno llamó poderosamente su atención. Se trataba de una especie de tutorial sobre el proceso para producir jabones de manera artesanal. Impulsada por la curiosidad y su gusto por aprender cada día, la joven empezó a buscar más información en línea sobre las materias primas, procedimientos, utensilios y todo lo relacionado con esta actividad, fue así como empezó a madurar su idea de negocio y a sembrar la semilla para hacer realidad su emprendimiento, ‘Jabones artesanales Katala’.
Catalina siempre había soñado con ser emprendedora. Durante los últimos años se la pasaba “maquinando” en su cabeza cuál sería la mejor idea para tener su propio negocio y no depender de un empleo. Trabajando en San José del Guaviare, conoció un negocio que vendía productos transformados de la selva amazónica. Fue así como descubrió el aceite y la harina de cacay, productos extraídos de las semillas del árbol del mismo nombre, utilizado durante siglos por las comunidades indígenas para el cuidado de la piel y el cabello.
“Cuando iba a iniciar, no tenía plata, así que le pedí prestados 100 mil pesos a mi hermana para comprar una olla, una espátula, un molde, un aceite y una harina de cacay. Con eso arranqué. Recuerdo que me salieron ocho jabones que vendí y pude empezar a generar ganancias para comprar más materia prima y empezar a crecer”, afirma Catalina.
Los jabones empezaron a venderse de forma constante y ganaron reconocimiento gracias al voz a voz. Cada vez más personas llegaban a preguntarlos. El negocio fue creciendo y dándose a conocer entre los guaviarenses.
Catalina empezó a usar productos no maderables que usaba como materia prima, incluyendo frutos como asaí, moriche, cacay y seje. Con ese avance, su negocio, llamado Katala, hizo presencia en los mercados campesinos y fue protagonista en diversas ferias de emprendimiento de la región, entre ellas Expoguaviare 2023, en donde fue reconocido como el emprendimiento más innovador del encuentro.
Katala y su “clic” al mundo digital
Catalina Castañeda es una joven curiosa, inquieta y decidida. En sus ratos libres le gusta navegar en Internet y las redes sociales, donde ve contenidos educativos e informativos. Explorando la web, descubrió los cursos virtuales de Mujeres TIC para el Cambio, en los que encontró una gran oportunidad para formarse con el curso de emprendimiento digital, y así fortalecer sus habilidades digitales y descubrir cómo usar la tecnología para optimizar procesos, ampliar su red de trabajo, aumentar sus ventas y potenciar su emprendimiento de jabones artesanales.
“A partir de los cursos de Mujeres TIC he aprendido a manejar el tema de los contenidos para mejorar mi emprendimiento, posicionar mi producto y gestionar mis redes sociales”, expresa.
Mujeres TIC para el Cambio es una iniciativa del Ministerio TIC que busca incentivar el liderazgo femenino, en las mujeres mayores de 13 años, especialmente aquellas de los sectores rurales, para que aprendan a utilizar dispositivos tecnológicos como el celular o el computador y descubran todas las posibilidades que les ofrece conectarse a Internet; utilicen sus habilidades digitales para hacer más fácil su vida diaria y para hacer realidad sus emprendimientos y proyectos productivos.
Hoy en día, gracias al mundo digital, los jabones y productos de Katala superaron las barreras físicas y se venden en diferentes ciudades de Colombia y en un puñado de países. Este emprendimiento promueve el desarrollo económico del territorio, apoya a familias que viven de los frutos amazónicos y contribuye a la preservación de los recursos naturales de la selva, al usar los frutos producidos naturalmente en los bosques.
Catalina dedica sus mañanas a la elaboración de los jabones. En la tarde, trabaja en una heladería de San José del Guaviare y en la noche llega a su casa a desmoldar, empacar y alistar sus productos para la venta. A sus 23 años, sigue trabajando para que su emprendimiento continúe creciendo y no duda en dejar un mensaje a todas las mujeres: “Si tienen una idea o un sueño, que no se quede solamente en su pensamiento, trabajen cada día por hacerlo realidad y no se den por vencidas, afuera hay un mundo que quiere conocerlas”, concluye